La motivación, el Santo Grial

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Libros, conferencias, cursos, charlas, artículos,… muchos se ha hablado y se sigue hablando y escribiendo sobre este tema. La motivación es la pieza más importante del motor que nos hace movernos, ya sea en el trabajo, en casa o en nuestras relaciones sociales. Sin motivación, ¿para qué vamos a hacer algo o a luchar por algo?, nada nos mueve, y en definitiva, nada nos motiva para conseguir algo.

espada excalibur
En las empresas, hasta «antes de ayer» (y hoy…), este aspecto de la gestión de equipos se sustituía demasiado a menudo con la amenaza de los despidos que siempre estaban al achecho detrás de la puerta de algún despacho. Eso aún está demasiado vigente, pero a medida que la situación económica mejora en algunos sectores, y las perspectivas de encontrar un nuevo empleo son más halagüeñas, los empleados pierden esa motivación por conservar el trabajo. Si no hay nada más, pierden la motivación por lo que hacen.


Y la situación del mercado laboral no es bollante que digamos, pero sí existen pequeñas escapatorias, y aunque no podamos elegir la puerta ideal, tenemos la oportunidad de huir de un trabajo desmotivante y poco alentador, aunque sea a algo temporal pero más gratificante.
Desde la perspectiva de la empresa o empleador, ¿podemos hacer algo y está en nuestras manos que los empleados estén motivados día a día? La respuesta es sí, y mucho.
Así que, ¿qué debe hacer un buen jefe o gestor de equipos para desarrollar y mantener la motivación?:

1. Escuchar y ayudar. Los jefes o directores de departamento, la mayor parte de las veces están a mil cosas, y eso forma parte de su trabajo y va (o debería) ir en consonancia con la nómina que reciben cada mes. Pero su trabajo carecería completamente de sentido sin un equipo a su lado trabajando para lograr los objetivos del departamento. Y a no ser que el empleado sea super-woman/man (no he conocido hasta el momento ninguno), hay muchas ocasiones en las que necesitan ayuda y que sus superiores los escuchen y les faciliten el trabajo. Hay muchas puertas que el empleado no puede abrir, pero sí su jefe, y sin demasiado esfuerzo en la mayoría de las ocasiones. Muchas veces sólo con una llamada ya está. Pero los que no escuchan ni dan importancia a cada persona, y desgraciadamente ocurre con demasiada frecuencia, el trabajador siente que su trabajo no está siendo valorado, que no tiene ninguna importancia ni ninguna repercusión en la empresa, porque si su jefe no le da importancia, ¿por qué se la va a dar él?. Al final, se pierde la motivación, ¿para qué luchar y esforzarme si nadie me lo va a reconocer nunca, y lo que es peor, nadie estará ahí cuando lo necesite y las cosas se tuerzan?

2. Flexibilidad y conciliación. Mucho se está hablando de conciliación, es lógico; tenemos vida laboral, pero también personal, y no debería nunca ser ésta última más importante que la primera. Somos personas el 100% de nuestro tiempo, y trabajadores el tiempo que dura nuestra jornada, al menos así debería ser.
Lograr un equilibrio entre lo personal y lo laboral, la afamada conciliación, aunque a muchos empresarios les suene a utopía, es la base de muchas empresas exitosas.
Un trabajador que concilia y disfruta de flexibilidad va a darlo todo cuando esté en el trabajo, porque sabe que después, lo podrá dar todo en su vida personal, su tiempo libre o su familia. La empresa lo respeta, acepta sus necesidades personales y se implica con él, y éste a su vez, le corresponderá con lo mismo.

3. Confianza. Cuando existe un mínimo de confianza, no es necesario exigir mil explicaciones cada vez que algún miembro del equipo pida ausentarse del trabajo para poder ir al médico o tenga un problema personal o urgencia. Nuestra vida privada es eso, privada, y no tenemos porque dar el más pequeño de los detalles. Voy al médico, pero no tengo por qué decir a qué médico ni qué enfermedad o patología tengo en cada momento. Eso sí, dependiendo de cada empresa, habrá que pedir un justificante médico o no. Pero lo peor no es esto, lo peor es que el clima de desconfianza generado hace que por encima el trabajador se sienta culpable por tener que acudir al médico cuando lo necesita. La vida personal es eso, personal y nuestro tiempo lo único que tenemos.
Si todo nuestro trabajo y tiempo necesita supervisión extrema hasta la última coma, ¿para qué nos vamos a esforzar en hacerlo bien? Vendrá nuestro jefe, lo rehará de arriba a abajo y listo. La inseguridad que provoca esto, hace que no nos esforcemos en hacer bien nuestro trabajo porque,… ¿para qué?

Tendríamos que extendernos mucho más, de hecho, hay cientos de libros escritos sobre motivación, pero hay muchísimos más factores que influyen en la motivación:

  • Fijar plazos realistas. Todo es para ayer. La mayor parte de las tareas que realizamos a diario necesitan su tiempo, y no podemos pretender que si necesitamos un día para hacer algo, lo tengamos listo y bien hecho en una hora.
  • Perseguir metas alcanzables. Un objetivo, además de ser medible, es imprescindible que sea alcanzable. Triplicar las ventas en un mes sin ningún tipo de acción ni cambio externo ni interno, a priori es inalcanzable y la motivación para trabajar por ello disminuye. La motivación y la posibilidad de alcanzar un objetivo son directamente proporcionales, crecen en el mismo sentido y al mismo ritmo.
  • Conocer el trabajo de nuestro equipo a fondo. Un jefe que no sabe lo que hacen sus empleados y que no conoce toda la casuística del departamento que dirige no va a poder ayudarnos, no va a entender lo que hacemos, y en consecuencia no nos podrá ayudar.
  • Valorar el tiempo de cada persona. Puede que el jefe sea un hacha en todo y lo haga todo en cero coma, pero no todo el mundo es así. Cada cosa lleva su tiempo y es necesario ser muy consciente de ello. Si no es así, va a pensar que no estamos haciendo nada, y eso se nota y genera mucha frustración.
  • Y cómo no, respeto y educación. Creo que a muy poca gente le gusta que le insulten y desprecien. Todos somos personas y al jefe seguro que tiene ganas de enviar a «un sitio» a sus empleados, como también ocurre al contrario. Otra cosa es que el jefe se sienta en la superioridad moral para hacerlo. Esa barrera no se puede sobrepasar jamás.

Un mix de todos estos puntos hará, o como mínimo ayudará, a que el trabajador se sienta valorado por su empresa, a gusto con su entorno y con el ambiente laboral con sus jefes y compañeros. Esto es un trabajo de día a día, no llega con un curso motivacional cada tres años, y un detallito de vez en cuando con el trabajador, es un trabajo de fondo que además de tener efectos positivos a nivel personal, ayudará sin ninguna duda a conseguir los objetivos marcados y a mejorar considerablemente la productividad.

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