Para hacernos la vida un poco más “fácil” fabricantes como Samsung, Sony o Motorolallevan ya tiempo dedicando esfuerzos a los nuevos wearables (ponibles): pulseras que miden las horas de sueño, el ritmo cardíaco, los pasos dados o las calorías quemadas, ropa térmica de tela antibacteriana inarrugable, anillos que abren aplicaciones o relojes inteligentes, y lo que vendrá…
Muchos de estos nuevos gadgets están orientados hacia la salud y el deporte, controlando nuestra alimentación, la actividad física, y nuestra calidad del sueño. Sin embargo, la estrella de los wearables son las gafas de realidad aumentada, con la próxima llegada de las Google Glass que ya se están usando experimentalmente en partidos de fútbol o en operaciones quirúrgicas.
Estas gafas superponen información que les pedimos sobre nuestro campo visual normal, y se controlan mediante comandos de voz. Las aplicaciones de este concepto son enormes: guías turísticas que, utilizando la geolocalización, sabrán dónde estamos nos ofrecerán información sobre lo que estamos mirando, y a dónde podemos ir, recetarios de cocina que nos irán guiando a través de los ingredientes y los pasos de la receta escogida mientras cocinamos (y dejar de manchar de aceite el libro de recetas), etc…
También se esperan aplicaciones a nivel empresarial, como en arquitectura o ingeniería, en las que el técnico puede observar el progreso del trabajo con las especificaciones y planos superpuestos; o en sanidad, llevando la telemedicina a otros niveles como la asistencia de un especialista que está viendo exactamente lo mismo que el cirujano…
Otro uso que se prevé es la ayuda a personas con discapacidad, en concreto se habla de una aplicación para sordos que transcriba en pantalla lo que la otra persona le está diciendo, o para ciegos que colocándose delante de un texto, éstas se lo lean.
Sin embargo la aplicación que seguramente tendrá más éxito, es la más sencilla: la cámara. En cuanto las gafas sean un poco más discretas (y para esto Google se ha asociado con Luxottica, fabricante Ray-Ban), podremos sacar fotos y vídeos en cualquier lugar, sin que nadie se dé cuenta. Y entonces ¿quién nos podrá ahora prohibir sacar fotos en museos, grabar espectáculos, fotografiar famosos…? Desde luego, no van a prohibir entrar con gafas en el cine porque, ¿cómo distingues unas gafas normales de otras de realidad aumentada? Puede que nunca lleguen a ser “tan” discretas, pero en caso de que lleguen, van a tener que pensar algo… viendo los antecedentes en este país, terminarán cobrando un canon al uso de gafas.
¡Pero no sólo de utilidad vive el hombre! Los wearables se llevan puestos y a la vista: son complementos. Para que este mercado explote, el diseño va ser un aspecto que los fabricantes van a tener que trabajar mucho, y que hasta la fecha han descuidado. Por ejemplo, los smartwatches actuales son tan cuadrados y tan grandes, que parece que llevas el Smartphone atado a la muñeca con una correa. Es difícil llevarlo con elegancia si no es en un contexto muy sport, o bastante friki. Otra historia parece que va a ser el Moto 360, que da un salto enorme en diseño, aunque sigue siendo muy grande.
El tiempo nos dirá por dónde va este mercado, pero no creo que vayamos a tener que esperar mucho. Hasta ahora las compañías se han estado posicionando tímidamente, pero en cuanto los grandes muevan ficha (¿sacará Apple de una vez su iWatch?), empezaremos a ver estos dispositivos por las calles con tanta frecuencia como los smartphones